Tanger-Mediterraneo

– Un Té a la Menta, por favor.

¿Me habrá entendido? Espero que sí, la palabra «Té» es universal y tampoco creo que haya muchas variedades. Además todos vienen acá en busca de un Té a la Menta, no se van a pedir un café, sería como ir a Colombia y pedirse un mate cocido. Sí, seguro que me entendió. De todas formas voy a tener que mejorar mi inglés o aprender algo de árabe sino voy muerto. ¿Cómo era? Salam, «Hola» y Shokram, «Gracias». Listo, cuando me traiga el té le digo Shokram y me lo compro al tipo. A ver si remonto un poco lo de hoy. Día difícil hoy, eh. No era joda esto del choque cultural. Cabras, motos, frutas, gritos, cantos, y tipos vestido de Bin Laden, me superó. Por suerte junté coraje para salir del hotel, sino hubiese tenido que publicar en el blog un post por cagón. Bueno, ya está relajate Mariano, ahora a disfrutar. ¿Ya me digo Mariano? Este hábito recurrente de hablar mentalmente conmigo mismo está llegando niveles inimaginables. Igual, para niveles inimaginables ya tengo bastante con la realidad. Estoy en Marruecos, estoy en África! Ya no se ni cómo llegué hasta acá. O tal vez sí. ¿Será por ella? Si, un poco fue por ella. Un poco por mí. Y otro poco porque era inevitable. ¿Cuánto tiempo puede estar un hombre sin intentar hacer realidad sus sueños? ¿Cuánto tiempo puede uno sencillamente agachar la cabeza y resignarse a que la vida pase sin más que hacer siempre lo mismo una y otra vez? Sólo basta con que alguien toque la primera ficha para que empiece el efecto dominó. Ese alguien resultó ser ella, en el lugar y en el momento menos pensado. Y el sueño de una persona puede ser algo tan banal que si se lo digo a este marroquí que tengo sentado al lado se me va a cagar de la risa: El sueño de mi vida es lo que vos haces todas las tardes mientras jugás a los dados.  Sí, mi sueño es ni más ni menos que lo que voy a hacer en unos pocos minutos, tomarme té a la menta en el Hafa Café mirando al Mediterráneo. Bah, no es el té en sí mismo, es lo que representa. Son todos esas tardes en el trabajo mirando este mismo lugar donde ahora estoy sentado en la pantalla de Google Earth, son muchas mañanas de frustración y muchas más noches en vela tratando de convencerme de que era imposible o de que no era para mí, o que simplemente este lugar no existe. Pero existe! No es producto de mi mente ni una foto en un blog español. Es esta sensación increíble de que uno está en un lugar que imaginó miles de veces, pero que nunca imaginó llegar. Y sí, ahora estoy acá, y si no estoy soñando, puedo decir que es real. Encima lo siento tan familiar, como si hubiese venido siempre. Quizás de alguna manera, siempre estuve acá. ¡Qué azul es el Mediterráneo, la puta madre!

– Gracias. Perdón, Shokram!

Bueno, todo listo. Mi taza de té, el mediterráneo y ella con el sol en la cara. ¿Y el té? Sabe a menta fresca y mucha miel. No, sabe a libertad.

Tanger-Marruecos-Te-a-la-Menta

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