Hay veces en que se hace imposible sostener nuestro buen juicio, en que la subjetividad de nuestra conciencia se interpone a las razones lógicas. Hay veces en que no podemos evaluar con equidad, simplemente porque no todo se puede juzgar con la misma vara, ni medir con el mismo termómetro. Es como cuando en el fútbol hacemos fuerza por Camerún, porque también es justicia que no siempre gane el más poderoso.

Esto no es un post, es una especie de Fe de Erratas y de reconocimiento a una nación débil, que se transformó en mi debilidad. Este relato es algo que siento que le debo, aunque ella no me reclame nada. Es mi voz en nombre suyo y es también un pedido de disculpas a esa Nicaragua que yo conocí, a esa que se me brindó de la única manera que puede ser: Auténtica.

Clarito, ¿no?

Clarito, ¿no?

Nicaragua, es el queso del sánguche Centroamericano, está rodeada por las Ruinas Mayas de Guatemala y Honduras, hacia el norte y por las playas paradisíacas del “primer mundo” de Costa Rica y Panamá en el sur. En el medio está ella, invisible dentro del mapa turístico del continente. Confieso que crucé su frontera sin demasiado convencimiento. No me atraía mucho la idea pero, ha decir verdad, no sabía de sus volcanes activos, ni de sus atardeceres de ensueño, ni de sus ciudades antiquísimas, ni de su historia de lucha, ni de la calidad de su gente. Creo que no sabía demasiado y muchas veces el prejuicio me suele jugar una mala pasada.

Atardeceres multicolores en San Juan del Sur.

Atardeceres multicolores en San Juan del Sur.

Así llegué a Granada, la “imperdible” nicaragüense. Fue bautizada en 1524 por su fundador español recordando a una de las ciudades más hermosas de Europa, a la cual le hace un gran homenaje. Su estilo colonial y su influencia andaluza mezclado con la cultura latina, la hace dueña de un encanto particular. A pesar del calor, da un enorme placer perderse por sus calles que parecen un collage cuando la luz adecuada de la media tarde hace el trabajo de resaltar sus paredes pintadas de todos colores.

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Baseball callejero.

Baseball callejero.

Colores!

Colores!

Desde la plaza central, frente a los barcitos al aire libre, se puede ver la famosa Catedral que se encuentra posicionada en perfecta línea recta con las otras tres iglesias que constituyen gran parte de su patrimonio histórico-cultural. A su lado, emerge la plaza de la independencia, con su bandera en alto y la insignia de una Nicaragua Libre, conformando la extraña combinación que señala su slogan: Cristiana, socialista y solidaria.”

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Catedral de Granada

Ustedes se preguntarán, ¿Dónde está lo solidario? Bueno, está en el ambiente. Es que aún en su Granada “turística”, Nicaragua se muestra tal cual es. No hay barrio, ni circuito, ni “casco antiguo” como en otros países, en donde uno asiste a un escenario montado que alguna fue habitado por personas que dejaron su lugar a los restaurantes, tiendas de recuerdos y hoteles para gringos. No existe esa división imaginaria que separa a los turistas de la gente común. No, nada de eso. Aquí todo se entremezcla, se comparte y a la hora del atardecer el pueblo se hace dueño de su ciudad.

Entonces uno asiste al mejor de los espectáculos que puede ver un viajero: La realidad. Los mercados encienden sus luces amarillas que se reflejan a través del humo de cerdo asado. El aroma a chicharrón, se funde con el del pan recién horneado y al olor nauseabundo de la basura en la vereda. La banda sonora es una sobreposición de gritos de los vendedores de todo tipo de productos piratas, junto a los mejores éxitos de corriditos mexicanos que salen como un estruendo desde alguno de los negocios. Los casinos se abarrotan de gente con la esperanza inocente de tener un día de suerte mientras en la esquina, la vaina se pone densa cuando dos borrachos intentan pelearse sin éxito, ni puntería. Los transeúntes van de un lado a otro, esquivando y sin despertar a otro que yace desmayado en el piso que deja ver como pista una bolsa de pegamento en la mano. Es ahí cuando el subdesarrollo nos pega una trompada en el mentón y nos muestra su rostro sin maquillajes. Pero ello es también lo maravilloso de este país, Nicaragua es de los nicaragüenses y uno solo está de visita.

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Mercado de Granada

Nuestro camino continuó hacia el norte, hacia una ciudad que terminó siendo de mis favoritas del viaje. León fue uno de los enclaves de la colonia española en América. De ella aún guarda varios rastros como su catedral, una de las más antiguas del continente, o como la Iglesia de la Recolección, una verdadera joya arquitectónica que data de 1780.

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Catedral de León

Pero la relevancia de León radica en que es la sede intelectual y rebelde de Nicaragua. Intelectual, porque es la ciudad universitaria, y cuna de Rubén Darío. Se puede visitar su museo o, dentro de la misma catedral, el mausoleo en dónde descansan los restos del poeta denominado el “príncipe de la lengua castellana”. Rebelde, porque fue allí donde allá por 1959, un grupo de estudiantes hicieron una revuelta que, luego de algunos años de lucha, llevó finalmente al Frente Sandinista de Liberación Nacional a tomar el poder, suprimiendo a una dictadura gestionada en el país y manipulada desde los Estados Unidos. La historia de Nicaragua, está marcada por la pobreza, la injusticia, la dominación y la lucha por la reivindicación de su propia soberanía y de su propio destino. Lo cierto es que, más allá de las coyunturas políticas, ese clima cultural y de rebelión puede sentirse dentro del Museo de la Revolución y puede verse en cualquier esquina donde se topen con uno de los tantos murales que rezan frases del orgullo de un pueblo y sus ansias de libertad.

Uno de los tantos murales al héroe nacional.

Uno de los tantos murales al héroe nacional.

Ese espíritu puede olerse en el aire y puede vivirse en la calle a través de su gente, la más auténtica que conocí. En sus hombres y mujeres de trabajo de sol a sol. En sus jóvenes tan amigables que aunque les hables en español, te contestarán en inglés, porque todo turista es gringo. Y en sus niños, los más curiosos y desfachatados del mundo.

Se puede ver en ellos...

Se puede ver en ellos…

... y él ...

… en él …

... en ellos ...

… en ellos …

... en ella ...

… en ella …

... en ella...

… en ella…

... en él...

… en él…

... y ellos.

… y ellos.

A todos ellos, que no son los más simpáticos, pero sí los más honestos. A ellos, que no son serviciales pero siempre estarán dispuestos a darte una mano. A ellos, que no son sumisos pero son humildes. A ellos que no tienen mucho pero todo lo comparten. A ellos, que no son fáciles pero son auténticos. A todo ellos y su país va dirigido mi relato, mis disculpas y mi gratitud por haberme dejado conocerlos tal como son. Porque Nicaragua es así y punto. Si te gusta, bienvenido. Sino, andate a Disneylandia.

Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán. (Augusto Sandino)

Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán. (Augusto Sandino)

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